El Ciego

Cada vez más hondo, en el oscuro pozo
Caía aquel ciego que veía,
Cuando los rumores advertían
Los engaños del hombre y sus destrozos.

En los años de su infancia ya pesaban
Los errores que su vida le han marcado.
Más cuando todo fue ya cosa del pasado,
De su cuerpo, el alma ya era esclava.

Y es que con débiles certezas
Labró aquel ciego su existencia.
Por creer simplemente en apariencias
Renunció a su vista, negó su naturaleza.

Con las armas cargadas de elocuencia
Pretendió tomar el mundo entre sus manos.
Y ya tarde, cuando el fin se hacía cercano,
Comprendió el valor de la abstinencia.

Un jardín lleno de rosas espinosas
Labró correctamente en el camino;
Pero por su esencia de asesino
Sus flores se volvieron agraviosas.

Cientos de cuerpos sintieron los arpones
De aquellos vegetales venenosos.
Lastimeras miradas por sus ojos defectuosos
Sucumbieron en la trampa de sus órganos bribones.

Aquello fue un daño irreparable
Y en el ciego ya pesaba su conciencia
Sus ojos presenciaban la indecencia,
De toda su conducta abominable.

Aprended de aquel hombre infortunado
Que su muerte provocó en aquel aljibe.
Finalmente asumió que era proclive
Por su vida cargada de pecados.

Cepefra.

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